El inicio de las matemáticas

El mundo de las matemáticas es fascinante, pero sus inicios y los inicios de la ciencia en general son casi fantásticos. Al principio se confundía la superstición, la pseudociencia y la ciencia, era todo uno, y el que dominaba estos conocimientos era considerado una sabio. Desde los oscuros origenes de la ciencia, en Egipto, pasando por Grecia y Roma, hay una gran cantidad de conocimientos de autoridad incierta y atribuidos a Hermes, más tarde considerado un dios.

Empezando por el principio, por el principio de los tiempos, este artículo está dedicado, no a un matemático en concreto, sino al compendio de enseñanzas y teorías que había desde tiempo inmemorables (literalmente) y que los habitantes de antaño lo aglutinaron en la figura de Hermes.

Hermes Trismegisto

Nota: Hermes Trismegisto en la Catedral de Siena.

No se puede hablar de Hermes sin mencionar las distintas facetas, fases, tradiciones y atributos que se le dieron a lo largo de toda su historia, una historia que al principio mezclaba ciencia y magia, propiedades reales e imaginarias, remedios medicinales y supersticiones. Algo muy común en los primeros tiempos donde no se tenía muy claro la frontera entre ciencia y superchería. A los ojos de hoy en día nos parece una autentica aberración, pero tenemos que recordar que hasta hace un par siglos todo ésto seguía unido en nuestra cultura y sociedad, por poner un ejemplo, hasta hace poco se pensaba que las enfermedades eran consecuencia de nuestros pecados, la alquimia unía química y magia, y la astrología mezclaba astronomía con adivinación.

Hermes Trismegisto

Nota: Hermes Trismegisto portando las esferas celestes en su mano derecha, la razón, y señalando a la dualidad, Sol y Luna.

Con los ojos de la actualidad muchas de las hipótesis que se barajaban entonces nos parecen inocentes, ilusas, incluso irrisorias. Así que no es de extrañar que al principio de la historia, hacia el año 3000 antes de Cristo, la encarnación de la ciencia también lo fuera de la magia y de alguna otras cosas.

Hermes es el nombre heleno de un personaje mítico que se asoció a un sincretismo del dios egipcio Dyehuty (Toth en griego). Más tarde también se le asoció al propio Abraham bíblico y con los romanos al dios Mercurio, el mensajero entre los dioses y los hombres, el que trae el conocimiento. Hermes Trismegisto significa en idioma griego “Hermes, tres veces grande” algunos autores lo llaman el tres veces maestro.

Thot

Nota: Dios Egipcio Thot, el dios de la ciencia.

El dios egipcio Dyehuty, más conocido por su nombre griego de Toth, junto con otros dioses habían gobernado en el Antiguo Egipto antes que los faraones, fueron los dioses los que trasmitieron las enseñanzas a los egipcios y consiguieron que éstos vivieran en armonía y de forma civilizada. El dios egipcio Toth era el dios de la escritura, de las bibliotecas, de la lengua y el señor de las palabras divinas. Representaba las matemáticas, la astronomía y las ciencias en general. Era por ello, símbolo de sabiduría y señor de los discursos convincentes, de la astucia y de la magia. Es poco frecuente la representación de Toth con cuerpo humano y cabeza de babuino, pero por el contrario son numerosas con cuerpo humano y cabeza de ibis, casi siempre con material de escritorio. Toth era abogado y dios de las leyes; estuvo muy ligado a la diosa Maat como representante de la verdad, el orden y la justicia. Toth se servía de la astucia y la magia en los casos difíciles. Ocupaba una posición importante en el tribunal divino.

En la mitología griega Hermes es el dios olímpico mensajero, dios de las fronteras y los viajeros que las cruzan, de los oradores y el ingenio, de los literatos y poetas, del atletismo, de los pesos y medidas, de los inventos y el comercio en general, de la astucia de los ladrones y los mentirosos. El himno homérico a Hermes le invoca como el “de multiforme ingenio, de astutos pensamientos, ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno, guardián de las puertas, que muy pronto habría de hacer alarde de gloriosas hazañas ante los inmortales dioses.”

Mercurio

Nota: Mercurio, mensajero de los dioses romanos. Sucesor de Hermes.

Clemente de Alejandría comenta que los egipcios poseían 42 escritos sagrados cuyo autor era Hermes. Estos escritos contenían todas las enseñanzas que poseían los sacerdotes egipcios. Este número de 42 seguramente era por las 42 zonas territoriales en las que se dividía el Antiguo Egipto, los nomos. Otro texto que se le atribuye es el de la Tabla Esmeralda, según cuenta la leyenda, Alejandro Magno encontró una esmeralda en la tumba de Hermes que contenía un texto críptico, al cual se le dio el nombre de “Tabla Esmeralda”, por supuesto ésto forma parte del folclore y la leyenda. Más tarde, también se le atribuyó otro texto, “el Kybalion”. Otras de las obras más destacadas serían “El Poimandres” y “El Libro para salir al día”, también conocido como “Libro de los Muertos”, por haberse encontrado ejemplares de él dentro de los sarcófagos de algunos destacados egipcios. De estos textos hablaremos más tarde.

Al dios Toth en el primer o segundo siglo de la era cristiana, se le comenzó a llamar «Hermes Trismegisto» probablemente por los cristianos que tenían noticia de los textos egipcios. Recordemos que estos textos formaban parte de la enseñanza pública y formal como hoy en día es la filosofía o la geografía, por tanto su autor, Hermes, también era conocido entre ellos. No obstante, en algún momento, la ambigua noción de divinidad se transformó por la de un personaje histórico de los tiempos iniciales de la civilización occidental, al cual además se le atribuyeron otros escritos filosóficos y científicos. Platón, en “Timeo y Critias” comentó que en el templo de la diosa Neit en Sais, había salas que contenían registros históricos secretos de sus doctrinas, las doctrinas de Hermes Trismegisto que tenían una antigüedad de 9000 años. A la identificación entre Toth y Hermes en la figura de Hermes Trismegisto ha de añadirse otra posterior, de carácter esotérico, por la cual Hermes Trismegisto es también Abraham, el patriarca hebreo, que habría comenzado dos tradiciones: una solar, pública, recogida en el Antiguo Testamento y otra privada, trasmitida de maestro a discípulo, accesible en el “Corpus Hermeticum”.

La tradición cristiana medieval lo veneró como protector y guía de los hermetistas, que practicaban las artes de la alquimia, la magia y la astrología, muy extendida a final de la edad media. Por su parte, según Antoine Faivre ha señalado que Hermes Trismegisto tiene un lugar en la tradición islámica, aunque el nombre de Hermes no aparece en el Corán. Historiadores y cronistas de los primeros siglos de la Hégira islámica identificaron a Hermes Trismegisto con Idris, el nabi de las suras 19, 57, 21, 85, a quien los árabes también identifican con Enoch. Según Antoine Faivre, a Idris-Hermes se le llama Hermes Trismegisto porque fue triple: el primero, comparable a Toth, era un héroe civilizador, un iniciador en los misterios de la ciencia divina y la sabiduría que anima el mundo, que grabó los principios de esta ciencia sagrada en jeroglíficos. El segundo Hermes, el de Babilonia, fue el iniciador de Pitágoras. El tercer Hermes fue el primer maestro de la alquimia. Un profeta sin rostro, escribe el islamista Pierre Lory, Hermes no posee características concretas, o diferentes a este respecto de la mayoría de las grandes figuras de la Biblia y el Corán.

La Tabla de Esmeralda

La Tabla de Esmeralda es un texto breve, de carácter críptico, atribuido al mítico Hermes Trismegisto, cuyo propósito es revelar el secreto de la sustancia primordial y sus transmutaciones. Hasta el siglo XX las fuentes más antiguas conocidas eran manuscritos medievales, pero investigaciones posteriores han hallado predecesores arábigos en Kitab Sirr al-Khaliqa wa Sanat al-Tabia (c. 650 d.C.), Kitab Sirr al-Asar (c. 800 d.C.), Kitab Ustuqus al-Uss al-Thani (siglo XII) y Secretum Secretorum (c. 1140).

Tabla esmeralda Tabla esmeralda

Nota: La Tabla Esmeralda, atribuida a Hermes Trismegisto.

Dicho mensaje es expresado de modo simbólico, su sola lectura no revela su significado. El acceso a la Gran Obra requiere trascender nuestra limitación racional, de ahí que todo alquimista conlleve una transmutación personal paralela que le permita acceder al lenguaje del Símbolo. El Todo, el Uno, tan sólo se expresa simbólicamente, y es necesario el aprendizaje en la hermeneútica del Símbolo. La expresión críptica de la Tabla no es intencional, sino que requiere de la persona adecuada, capacitada para comprender la Gran Obra.

El texto de la Tabla Esmeralda dice:

Es verdadero, sin falsedad, cierto y muy verdadero:
Lo que está abajo es igual a lo que está arriba,
y lo que está arriba es como lo que está abajo,
para realizar el milagro de la Cosa Única, del Uno.Y así como todas las cosas provinieron del Uno, por mediación del Uno,
así todas las cosas nacieron de esta Única Cosa, por transmutación o adaptación.

Su padre es el Sol, su madre la Luna, el Viento lo llevó en su vientre;
la Tierra fue su nodriza.

Él es el padre de toda la perfección y maravilla del mundo, y está aquí.
Su fuerza permanece íntegra aun vertida en la tierra.

Separarás la Tierra del Fuego, lo sutil de lo grosero,
suavemente, con gran ingenio y esmero.

Asciende de la Tierra al Cielo y de nuevo desciende a la Tierra
recibiendo la fuerza de las cosas superiores y de las inferiores. Así lograrás la gloria del Mundo entero, y toda oscuridad y tiniebla se alejarán de ti.

Esta es la fuerza fuerte de toda fuerza, porque vencerá a todo lo sutil
y en todo lo sólido penetrará.

Así fue creado el Mundo.
He aquí la fuente de todas las admirables adaptaciones y transmutaciones,
cuyo modo es el que se ha dicho.

Por esto fui llamado Hermes Trismegisto —Tres veces Grande—,
poseedor de las tres partes de la sabiduría del Universo.

 

El Corpus Hermeticum

El Corpus Hermeticum es una colección de 24 textos sagrados escritos en lengua griega que contienen los principales axiomas y creencias de las tendencias herméticas. En ellos se trata de temas como la naturaleza de lo divino, el surgimiento del Cosmos, la caída del Hombre del paraíso, así como las nociones de Verdad, de Bien y de Belleza.

Corpus Hermeticum Corpus Hermeticum

Nota: Corpus Hermeticum, atribuido a Hermes Trismegisto.

El Corpus Hermeticum comienza con la revelación de Poimandres, el pastor de hombres, uno de los epítetos del Dios de los gnósticos y los neoplatonistas, a Hermes Trismegisto durante el sueño.

Algunos autores afirman que los textos son meras traducciones griegas de originales egipcios, si bien estudios filológicos modernos, como los de Caubabon y Yates, apuntan a una redacción griega original que surgió probablemente entre los siglos II y III de nuestra era. Fueron ampliamente leídos en los últimos siglos de la Antigüedad y algunas sectas religiosas, como la de los harranitas, que tomaron el nombre de sabeos tras la conquista islámica, los adaptaron como libros canónicos. Aunque su uso fue decayendo con la cristianización del Imperio romano, todavía en el siglo V, San Agustín de Hipona argumentaba contra estos textos.

El índice de este Corpus Hermeticum es:

Tratado I. De Hermes Trismegisto: Poimandres
Tratado IIA. De Hermes a Tat: Discurso Universal [tratado perdido]
Tratado IIB. [Título perdido. Falta el comienzo del tratado y el título; según Estobeo era De Hermes: de los Discursos a Asclepio. Tema: el movimiento. Denominaciones de Dios]
Tratado III. De Hermes: Discurso Sagrado
Tratado IV. De Hermes a Tat: La Crátera o la Unidad
Tratado V. De Hermes a Tat, su hijo: Que Dios es invisible y, a la vez, muy evidente
Tratado VI. Que el bien sólo es en Dios y en ningún otro
Tratado VII. Que la ignorancia de Dios es el mayor mal entre los hombres
Tratado VIII. Que ningún ser perece, sino que equívocamente se denomina destrucción y muerte a lo que no es sino cambio
Tratado IX. En torno al pensar y al sentir [Que sólo en Dios y en ningún otro existe lo Bello y lo Bueno]
Tratado X. De Hermes Trismegisto: la llave
Tratado XI. El pensamiento a Hermes
Tratado XII. De Hermes Trismegisto a Tat: el pensamiento común
Tratado XIII. De Hermes Trismegisto a su hijo Tat: Discurso secreto de la montaña, en torno a la regeneración y al voto de silencio
Tratado XIV. De Hermes Trismegisto a Asclepio
Tratado XVI. De Asclepio al rey Amón: Definiciones
Tratado XVII. Lo incorpóreo
Tratado XVIII. Sobre cómo el alma es obstaculizada por las afecciones del cuerpo
Anexo del códice VI Nag Hammadi. La Ogdóada y la Enéada

El kybalión

El Kybalión es un documento que contiene el conjunto de enseñanzas de la filosofía hermética, también conocidos como los siete principios del hermetismo. Escrito en los albores del siglo XX, su autoría más probable se debe a un grupo anónimo de personas autodenominados “Los Tres Iniciados”, aunque las bases del hermetismo se atribuyen directamente a Hermes Trismegisto, ellos sólo lo plasmaron en un libro.

Los principios herméticos son:

Mentalismo. El Todo es mente; el universo es mental.
Correspondencia. Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. Afirma que este principio se manifiesta en los tres Grandes Planos: El Físico, El Mental y El Espiritual.
Vibración. Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.
Polaridad. Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.
Ritmo. Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.
Causa y efecto. Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte o azar no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la Ley.
Generación. La generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos. En el plano físico es la sexualidad.

El libro de los muertos

El Libro de los Muertos, o Peri Em Heru «Libro para salir al día», es un texto funerario compuesto por un conjunto de fórmulas mágicas o sortilegios, rau, que ayudaban al difunto, en su estancia en la Duat (inframundo en la mitología egipcia), a superar el juicio de Osiris, y viajar al Aaru, el cielo.

Del libro de los muertos.

Nota: Parte del Libro de los muertos egipcio.

La redacción del Libro de los Muertos data del Imperio Nuevo, aunque para encontrar sus orígenes hay que remontarse a los Textos de las Pirámides del Imperio Antiguo que evolucionó posteriormente en los Textos de los Sarcófagos del Imperio Medio. Estas sucesivas transformaciones conllevan que esta colección heterogénea de fórmulas contenga textos funerarios de todas las épocas de la historia de Egipto. Destacan tres versiones diferentes del Libro de los Muertos, que se fueron sucediendo a través de la historia:

La versión heliopolitana, redactada por los sacerdotes de Heliópolis para los faraones, se encuentra en algunos sarcófagos, estelas, papiros y tumbas de las dinastías XI, XII y XIII, aunque la esencia proviene de escritos primitivos. Netamente solar, promueve la teología del dios Ra.

La versión tebana, escrita en jeroglíficos y luego en hierático sobre papiros, esta dividida en capítulos sin un orden determinado, aunque la gran mayoría tienen un título y una viñeta. Usada durante las dinastías XVII, XVIII, XIX, XX y XXI ya no solo por los faraones sino también por ciudadanos particulares.

La versión saita dio lugar a su máxima expresión en la Dinastía XXVI de Egipto, en donde se fijaron el orden de los capítulos, que van a permanecer invariables hasta el final del período Ptolemáico.

El Capítulo 125 del Libro de los Muertos es el capítulo más famoso e importante, se ha titulado «Fórmula para entrar en la sala de las dos Maat», en el cual el difunto se presenta ante el tribunal de Osiris al objeto de que se pese su corazón, conciencia y moralidad, y superada la prueba pueda continuar su camino en el mundo de los muertos, la Duat, hasta alcanzar los fértiles campos de Aaru.

Capítulo 125 del libro de los muertos.

Nota: Capítulo 125 del libro de los muertos, sin duda el capítulo más importante.

Otro tipo de conocimiento atribuido a Hermes son las matemáticas, y sus distintas ramas, como aritmética, geométrica y astronomía, y la química, la alquimia de antaño. Sin embargo, estos conocimientos eran más prácticos, herramientas de uso cotidiano por los distintos gremios que se trasmitían de maestros a aprendices y que sólo quedan alguno pergamino del uso, no de la enseñanza. Sin duda estos conocimientos fueron muy importantes.

Los hombres sabios de la antigua Grecia fueron a aprender a Egipto, en donde existía una ciencia venerable y un elevado nivel de conocimientos científicos, aunque mezclados algunas veces con prácticas mágicas. Fueron a aprender los famosos y prestigiosos conocimientos aportados por el dios Toth.

Entre todas las ramas de la ciencia que desarrollaron, en la que más avanzaron fue en las matemáticas. En el papiro Rhind vemos como llegaron a dominar la suma, la resta, la multiplicación y la división, sin necesidad de memorizar tablas de multiplicar; resuelven ecuaciones con una incógnita y solucionan problemas prácticos bastante complejos. El denominado Teorema de Pitágoras tiene su precedente en Egipto, Pitágoras solo le puso el nombre.

La necesidad de volver a marcar los límites de los terrenos de cultivo al bajar el nivel del agua del Nilo, después de las inundaciones anuales, impulsó el desarrollo de la geometría y los instrumentos de medición para el cálculo de áreas, volúmenes e incluso del tiempo.

Los arquitectos reales, con sus conocimientos de arquitectura y geometría, erigieron monumentales edificaciones y organizaron el trabajo de multitudinarios grupos de artistas, artesanos y trabajadores. El tallado, transporte desde las canteras de Asuán y colocación de pesados obeliscos monolíticos de granito o colosales estatuas, implica un alto nivel de conocimientos.

La Alquimia

La alquimia egipcia es conocida principalmente a través de los escritos de antiguos filósofos griegos, que a su vez han sobrevivido a menudo sólo en traducciones islámicas. Prácticamente no se ha conservado ningún documento egipcio original sobre la alquimia. Estos escritos, si existieron, probablemente se perdieron cuando el emperador Diocleciano ordenó la quema de libros alquímicos tras sofocar una revuelta en Alejandría en 292, que había sido un centro de alquimia, y de ciencia en general. Un ejemplo de este conocimiento es el proceso químico de curtir pieles de animales que ya se conocía en el VI milenio a. C.

Otras evidencias indican claramente que los primitivos alquimistas del antiguo Egipto habían inventado el mortero de cal ya en el 4000 a. C. y el vidrio en el 1500 a. C., y se fabricaban cosméticos, fayenza y también pez para la construcción naval. El papiro también había sido inventado en el 3000 a. C.

Uno de los alquimistas egipcios más famosos era Marik Alu-Kurard. Lo llamaban sobre todo para fabricar piedras y fue el primero que propuso la idea de la piedra filosofal, lo que se relata en fragmentos de escritura encontrados en la tumba del rey Tutankamon.

Las matemáticas

La aritmética durante los egipcios tenía un sistema de numeración decimal, es decir, en base 10 como en la actualidad, probablemente por la similitud que hay con los 10 dedos de las manos. Sabían sumar, restar, multiplicar y dividir, empleaban un método derivado del sistema binario de los ordenadores. Sabían operar con fracciones las cuales tenían un sistema de signos derivados del Ojo de Horus.

Números egipcios Ojo de Horus, fracciones

Nota: El inicio de las matemáticas, en concreto de la aritmética, en Egipto.

La Geometría en el Antiguo Egipto estaba muy desarrollada, como admitieron Heródoto, Estrabón y Diodoro, comentando que los egipcios habían inventado la geometría y la habían enseñado a los griegos.

Por la naturaleza del país, cuyas inundaciones anuales les obligaba a medir periódicamente los límites de las parcelas cultivables, tuvieron que resolver desde muy antiguo problemas de geometría, como el cálculo de áreas y trazado de parcelas con ángulos rectos. Calculaban correctamente las superficies de cuadriláteros, triángulos y tenían una buena aproximación al área del círculo, más exacta que la que tenían los griegos de la época. Los egipcios empleaban la aproximación de pi = 3.1605 y los griegos de 3.

Los escribas calcularon los volúmenes que les interesaban, por ejemplo el de la pirámide, tronco de pirámide y cilindro.

Calculaban ángulos rectos a partir de una cuerda con 12 nudos equidistantes, que luego dividían en 3 segmentos de 3, 4 y 5 nudos creando así un triangulo rectángulo.

Uso de cuerdas para calcular ángulos rectos.

Nota: Uso de cuerdas para calcular ángulos rectos, son los números pitagoricos más usados, 3,4 y 5, pues cumplen con el teorema de pitagoras, 5^2 = 25 = 9 + 16 = 3^2 + 4^2.

La aritmética, era una ciencia eminentemente práctica que ofrecía soluciones concretas a diversos problemas. Los papiros de textos de matemática que han perdurado, el papiro de Moscú y el de Ahmes o Rhind, un documento escrito en un papiro de unos 6m de longitud y 33cm de anchura, y las tablillas de madera de Ajmin, destinados a la educación de los escribas y arquitectos, se limitan a explicar las operaciones que hay que realizar en un problema concreto.

Los conocimientos astronómicos permitieron a los egipcios fijar un calendario de 365 días. El año civil egipcio tenía 12 meses de 30 días, más 5 días llamados epagómenos y que comenzaba en el solsticio de verano con las inundaciones. Cometían un error de ¼ de día cada año, lo que formaba ciclos de 1460 años para que las inundaciones se produjeran a principios de su calendario. Estos ciclos se llaman sociacos o sóticos. En realidad el error es de 5 h 48 m 45.25 s cada año, un error que se acumulaba y formaba ciclos reales de 1508 años. El comienzo de estos ciclos se celebraba con grandes festividades y construcciones de grandes templos, incluso con cambios de lugar para la capital. Uno de estos comienzos de ciclo se produjo en 139 y quedo bien documentado por los griegos que asombrados de las celebraciones no tuvieron más remedio que dejarlas escritas.

El cielo para los egipcios.

Nota: Concepción del cielo para los egipcios.

Los egipcios conocían las constelaciones, aunque les daban otros nombres, por ejemplo la Osa Mayor era la pierna y tenía forma de jamón. Pero lo que es más sorprendente es que conocían la precesión de los equinoccios, y por tanto conocían los cambios de Era. De hecho, para los egipcios los fenómenos astronómicos eran la inspiración para los fenómenos terrestres. Recordemos lo que dice la Tabla Esmeralda, lo que está abajo es igual a lo que está arriba.

Podían predecir las inundaciones del Nilo observando la salida de Sirio antes del amanecer, primero aparecía Orión, para ellos Osiris en el Este, después Sirio, para ellos Isis y estos engendraban al Sol, el dios Horus, a principios del verano que regalaba a la tierra con la fértil inundación del Nilo, por eso los faraones, reencarnación de Horus, eran los responsables de las inundaciones y una mala inundación suponía el desprestigio para el faraón.

Iluminacion solar en Abu Simbel.

Nota: Interior del templo de Abu Simbel. Cada 21 de octubre y 21 de febrero, 61 días antes y después del solsticio de invierne, el Sol penetra a través de los colosos y un rayo de luz ilumina las estatuas de Amón, Ra y Ramses II que se encuentran a más de 50 metros en el interior. El mismo rayo de luz deja a un lado la imagen de Ptah, el temido dios de las tinieblas.

Podían calcular los puntos cardinales con precisión mirando las estrellas, aunque el Norte en aquellos tiempos no estaba en la Estrella Polar, sabían que estaba entre dos estrellas de las Osas, cerca de alfa draconis, y usando una plomada podían calcular el Norte, hay constancia de ésto en diversos grabados y se conoce como la ceremonia de estiramiento de la cuerda. Otra muestra de la importancia de la astronomía es la alineación del templo de Abu Simbel que el rayo del Sol ilumina la figura del faraón Ramses II, el grande. Esto es sólo una pincelada de los inmensos conocimientos que tenían sobre astronomía y la importancia que tenía en sus vidas y obras.

Precesión de los equinocios.

Nota: Recorrido del norte celeste a lo largo de la historia. El norte varia debido a la precesión de los equinocios.

Como se ve, todo este conocimiento aportado supuestamente por Hermes, es muy grande y un gran avance para la época, pero está claro que no se le puede atribuir a un ser mítico, todo ésto son descubrimientos y aportaciones de personajes desconocidos u olvidados que dieron los primeros pasos en la construcción de la ciencia y a los cuales deberíamos dar nuestro reconocimiento y nuestra gratitud. A todos ellos va dedicado este artículo.

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